Clara M. A.
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Mi estancia en este hotel en Santa Ponça fue una experiencia mixta. La ubicación, con acceso directo a la playa a solo 300 metros, es definitivamente un punto a favor. Sin embargo, es importante destacar que esos 2000 escalones pueden ser un desafío si tienes problemas de movilidad.
Llegamos al hotel a las 15:00 con la esperanza de encontrar nuestra habitación lista, pero nos informaron que aún faltaba una hora para prepararla, lo cual fue un inconveniente después de un largo viaje.
Además, durante nuestra estancia, tuvimos la mala suerte de tener vecinos ruidosos en la habitación de al lado, quienes empezaron a gritar a las 8 de la mañana, lo que hizo que nuestra noche fuera bastante incómoda.
En resumen, este hotel podría ser una buena opción si estás buscando un lugar para disfrutar de la vida nocturna y "afters" en la zona, gracias a su ubicación. Sin embargo, si buscas un ambiente más tranquilo y relajante, es posible que desees considerar otras opciones en la zona.
Además de los aspectos mencionados anteriormente, me gustaría señalar que la decoración del hotel me recordó a la que tenía mi abuela en la playa en los años 80, lo que puede no ser del gusto de todos los huéspedes, ya que se siente un tanto anticuada.
En cuanto a la comodidad de las habitaciones, lamentablemente, nos sentimos como unas monjas clarisas durmiendo en tablas de madera. Los colchones eran tan duros como piedras y las almohadas apenas ofrecían soporte; podrían haber sido fácilmente sustituidas por papeles de fumar sin notar la diferencia.
La calidad del descanso fue un verdadero desafío debido a la incomodidad de las camas, lo que afectó negativamente a nuestra experiencia general en el hotel.
Otro inconveniente fue que el aire acondicionado de la habitación no funcionaba correctamente durante nuestra estancia, lo que hizo que las noches fueran incómodas debido al calor.
La seguridad fue una preocupación ya que resultó ser muy fácil para cualquier persona colarse en nuestra habitación a través de la terraza. Esto generó una sensación de vulnerabilidad y preocupación durante nuestra estancia.
En resumen, aunque el hotel tiene una ubicación conveniente y puede ser adecuado para quienes buscan una experiencia retro en cuanto a la decoración, los problemas con el aire acondicionado y la seguridad pueden ser desafíos que los huéspedes deberían considerar antes de reservar.
También debo mencionar que nuestra experiencia en la cafetería del hotel fue decepcionante. A pesar de que solo había tres mesas ocupadas, el servicio fue extremadamente lento. Tardamos un total de 2 horas en disfrutar de nuestro desayuno, lo que resultó en una espera frustrante.
Además, el precio que nos cobraron por cuatro desayunos fue de 40€, lo cual nos pareció bastante elevado para lo que recibimos, especialmente considerando la larga espera y la falta de variedad en el menú.
En conjunto, la experiencia en la cafetería no cumplió con nuestras expectativas en términos de eficiencia y relación calidad-precio, lo que añadió un aspecto negativo a nuestra estancia en el hotel.